Secuencia de ventas

LA FORMA MÁS COHERENTE DE CONSTRUIR UNA SECUENCIA DE EMAILS QUE VENDEN

 

Y no es con buenos ladrillos y el mejor cemento.

 

Ni tampoco analizando hasta la última palabra de tus correos.

Déjame que te cuente una historia.


Es divertida, ya lo verás.


En el año 2019 yo estaba comenzando una relación con una chica, y se acercaba el día de San valentín.


Yo, como buen enamorado, quería prepararle algo especial, una velada romántica.


Con sus velitas.


Sus petalitos.


Y un plato de alta gama cocinado por mi, evidentemente.


El plato gourmet en cuestión era solomillo de ternera con demiglace de reinetas, toda una delicia, ni sabía que demonios era el demiglace.


Era el plato perfecto.


Días antes, mientras haciamos la compra, cogí todos los ingredientes, y sin que se diera cuenta, el plan iba perfecto.


Así que, llegado el día, aproveché que ella trabajaba por la tarde hasta la noche para hacer tranquilamente el plato por la tarde.


Receta impresa, ingredientes listos, a cocinar.


Y aquí fue donde la cagué.


Sabía perfectamente como hacer el plato, pero me equivoqué en el orden.


El solomillo había que dorarlo en el horno antes de echarle la harina por encima, así que se me quedó crudo.


Y al pochado de las verduras le eché las especias al empezar y no al terminar de sofreirlo.


Yo pensaba que lo había hecho bien, y en el fondo estaba bien hecho, solo que desordenado.


Pero el resultado fue todo lo opuesto a un plato gourmet.


Y no me di cuenta hasta que le vi la cara a ella al probarlo.


Yo esperando con una sonrisa en la cara, como un niño en navidad, esperando a oir un »que bueno está».


Pero no.


Estaba asqueroso, te lo juro.


Carne cruda con una costra de harina y verduras amargas.


Todo un manjar que nos hizo pasar la noche más romántica del año en un Burger king comiendo nuggets con ketchup.


No te imaginas la rabia que sentí ese día.


Pensaba que se acababa el mundo.


¿Por qué tenía que salirme mal la comida aquel día?


Justo ese día.


Y es que, al final, por mucho potencial que pueda tener un plato, si lo haces desordenado saldrá mal.


Como no freir las patatas de una tortilla antes de echar los huevos batidos.


Como cocinar las verduras de la paella junto al arro en vez de sofreirlas a parte antes.


¿Por qué te cuento esta historia?


Porque tiene más que ver con emails de lo que te imaginas.


Una secuencia de emails que vende es como una receta de cocina.


Hasta las casas tienen una receta, un orden, empiezas por los cimientos.


Con los emails es exactamente lo mismo.


Y si no cumples la receta, la secuencia sale mal.


Y no vendes un pimiento.


El ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.


Y yo soy muy humano.


A finales de 2021, mi primer año como emprendedor, ya había conseguido hacer mis primeras ventas en internet.


Lo tenía todo: una audiencia, autoridad, conocimientos sobre ventas y copywriting y productos esperando a ser comprados.


Pero me faltaba una cosa…


Algo en lo que no había pensado hasta que llegó la hora de vender por email…


Algo muy sencillo, pero nada fácil…


Me faltaba…


…una estrategia…


…para ordenar las técnicas que yo sabía utilizar.


Conocimientos sobre el orden en el que tratar de convencer a la gente que compraran mi producto.


La receta, me faltaba la receta.


Así que me puse como loco a buscar formación sobre ello.


Y no encontré nada.


En serio, nada.


Le preguntaba a amigos del sector, incluso a los máximos exponentes de las ventas.


Nada, nada se ajustaba a mi.


Así que decidí crear yo mismo la receta.


Me pasé los siguientes 3 meses haciendo lanzamientos.


Sin parar, probando una cosa, experimentando con la otra.


Hasta que di con la clave e hice una secuencia que me da unos 4.000€ al mes sin practicamente esfuerzo.


Prácticamente pasivos.


Cogí esa secuencia que funcionó y la analicé de arriba a abajo.


La almacené en una cajita, para copiarla una y otra vez.


Y ahora te la ofrezco a ti con esta formación.